El exceso de sentimientos es perjudicial para la salud... Y un humano enfermo de tales males estará rebosante de arte...

El exceso de sentimientos es perjudicial para la salud... Y un humano enfermo de tales males estará rebosante de arte... Pues todos los artistas somos casos perdidos, eternamente adictos a nuestra perdición, locos que se rehúsan a dejar de soñar. Meretrices en nuestro trágico circo en donde sólo logramos rendir tributo a nuestras musas inalcanzables y eternas... y aunque seamos olvidados o reemplazados... eternamente agradecemos a quienes nos han dado felicidad o tristeza en los retazos que nos arrancamos desinteresadamente... nuestras obras son una parte de nuestro ser ofrecido en el ritual del sacrificio creativo... somos cámaras fotográficas de nuestras vivencias y sólo logramos retratar lo que percibimos, que es usualmente un reflejo de lo que habita en el interior.

--Gustavo Sierra Hernández--

  
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GuTs!

Existir es ser un Trozo de la Infinita Nada

Tras nadar en océanos de introspección durante largas temporadas ocasionalmente abro los ojos ante la eviterna compañía del propio ser y su multipilicidad de voces... ¡La vastedad del vacío propio es un reflejo del universo, un hoyo tan grande como el cosmos tan lleno de la nada!. Tal vez todos los individuos de una especie tan masoquista como la humana simplemente atacan con rebeldía la realidad de su existencia... intentando ser relevantes como para permanecer en el tiempo y la memoria... intentando olvidar que al final sólo la muerte prevalece. En momentos de claridad logro vislumbrar que hay rutas que se recorren para comprender cuán ingenuos y testarudos somos, buscando calidez en otros seres igualmente perdidos... en ocasiones tejo ilusiones en donde sin razón coherente ofrezco los retazos de este resquebrajado ser a otro para encontrarme usado como un trapo que limpia la suciedad, desechado como venda que cubrió una herida, escupido como agua usada para limpiar el mal sabor, vomitado como desintoxicante...pues la adicción al placer cega y el síndrome de abstinencia empuja al adicto a ser un puñal que se clava y destroza a quien estúpidamente brinda su torso como carne al cañón... a veces es más fácil dar tu insuficiente presencia a brazos que no te abrigarán... ocupar nuestros pensamientos con ideas de personas que nisiquiera desean recordar quienes somos, o que incluso te han ocultado en lo más profundo, como si fueses un error, un ser indebido, un secreto culposo...a veces sólo conociendo el dolor ajeno comprendes que al final todos somos universos vanos, necios y adictos a dulces venenos, y usualmente aunque no se busque herir a otros, la humanidad sólo destruye y hiere. Todos somos entes prostituídos que buscan cubrir sus huecos con otros entes prostituídos que estén igualmente agujereados. Somos cíclicos errores justificados... almacenamos imágenes mentales de entes extraños: seres desconocidos que pintamos como un reflejo de nuestras propias expectativas, ilusiones bellas, seres inexistentes que sólo viven en el interior pues su inspiración es algo ajeno a nuestro conocimiento, distante... desconocido. Aferrados a imposibles... Nos dopamos y drogamos con sustancias, actividades y personas pues los vicios de cada quien son parte de su existir, parte del escape ante el hoyo en el pecho. Y al final, sólo queda la valiosa lección de observar cuán dañado estás... como una oscura y macabra obra incompleta descartada... cuestionas si la bondad es terquedad, un autoflagelo y la única forma de evitarlo es permanecer como un témpano muerto o ser una llama que lo consume todo incendiando su alrededor y dar rienda suelta a tu naturaleza destructiva. Es alentador comprender que no hay motivaciones para existir, y que la valía de la destrucción es ser necesaria para la transformación... Quienes como yo buscan el equilibrio sólo encontramos los extremos y al intentar nivelarlos sólo caemos en precipicios que llevan al más grande abismo: el "yo"... un ser irreconocible en el reflejo del espejo, que nunca encaja y nunca se encuentra... pues sólo "es"... y en medio de multitudes y seres que nos acompañan finalmente estamos separados por barreras irrompibles, completamente aislados en nuestros propios flagelos... Somos suicidas que se autodestruyen intentando reconstruirse continuamente en formas más complejas... al final la realidad es que la soledad es la única compañía que permanece, pues existir es ser un trozo de la infinita nada.

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