Terror Abismal Reverbnation

2018-06-20

Los hombres aman como niños (Parte I).

Los hombres aman como niños... y como niños juegan juegos en los que pueden caer estrepitosamente mientras sonrien con tremenda inocencia... y sangran a borbotones mientras sueltan carcajadas de júbilo, gozo y sorpresa... pues quien ama se siente a gusto dándo lo que tiene, buscando compartir, buscando permanecer al lado de quien tanto quiere... los hombres aman como niños y encuentran todo tipo de trucos con los cuales robarle tiempo al tiempo y corren maratónicas sesiones en sus días de horas finitas y límites que intentan quebrantar... se esfuerzan en carreras autoimpuestas, se apresuran por encontrar puentes donde reducir distancias, luchan quijotescas batallas con barreras invisibles...son como gotas de lluvia que caen desde inconmensurables alturas celestes buscando rozar el rostro de sus musas... los hombres que aman intentan seguir su racionalidad, pero sólo resisten la imperiosa voz de su fuego inclemente, aquella que sólo grita como un infante embelesado en su diversión y su asombro ante el mundo... aunque al final represente finalizar riendo en la soledad de quien cae en su ingenuidad... en su propia ilusión... de quien extiende los brazos y debe comprender respuestas que no quiere aceptar.
Y en la conciencia de los niños enamorados... siempre florecen sonrisas cálidas cuando reviven los instantes en los que la esperanza les dió vida.
Los hombres aman como niños, y como niños sólo conocen de amor...incluso en sus desconocidas desdichas... pero es el refugio de su sombra en donde comprenden que la felicidad es una elección personal...aunque tenga un gusto más dulce si es compartida.
Los hombres aman como niños, y aunque no encuentren a sus doncellas en los confines del espacio... las resguardan en los palacios de sus sueños, donde reposan en cálidos lechos llenos de tierna pasión, y salvaje amor.Pero no os preocupéis, niños de todas las edades... los hombres también pueden calmar su fuego, y en la dicotomía de la existencia la paradoja humana es un extraño océano de polos que conviven simultáneamente en seres que sólo saben de poesía, de esa que brota en cada suspiro, en cada lágrima que muere antes de humedecer un rostro, de esa que se esconde en la mirada de quien es feliz mientras siente la tristeza en cada célula... los hombres aman como niños, y pueden reir mientras lloran, lloran mientras rien, callan mientras gritan y aullan mientras callan...
¿Acaso la luna arrulla con su claro manto a los niños que se pierden observándola mientras se debaten entre la lluvia que intenta desbordar las cuencas de sus ojos y la alegre risa que intenta dibujar muecas dignas de pesadilla?
Tal vez la luna es esa amiga que comprende la ópera silenciosa de los nocturnos niños que dedican odas al vacío en donde se refugian quienes buscan paz.
En la bóveda celeste quedan suspiros inaudibles que se alzan como un coro de ofrendas a las niñas que han dejado de jugar con sus siempre torpes y descuidados admiradores.
Tal vez la luna es la única que oye las historias incontables de los niños que son dichosos y respiran con plácida calma mientras cargan en sus pechos melancolías dulces y bellas...tan bellas como la existencia misma.

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GuTs!

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