Anoche,
en un momento breve de creatividad en medio de una conversación fortuita dije
algo sencillo: "tal vez lo único que me agrada de ciertas religiones es la
idea de que nacimos malditos"... "seres condenados a existir desde el
momento en que nacimos"... Y me agrada el papel: un indeseable, un hereje
reprochable, pues si nacer es un castigo y la vida es una maldición... todos
somos condenados infames en un infierno perverso.
Y soy un
ser maldito porque prefiero sufrir o gozar la condena en lugar de depositar mi
energía en otra vida de la cual sólo hay ausencia de evidencia que satisfaga
cualquier escrutinio.
Soy un
admirador del caos, de los sueños y la pasión, de los placeres y de la
incomodidad que acompaña la consciencia; y como tal, soy incorregible...
Un poeta
con versos horribles e incomprensibles que dedica al aire dichoso sus letras,
un ruidoso provocador con canciones sin público, un dibujante de garabatos con
texturas de pesadilla... que firma con el legado del fuego que me consume
incluso cuando jamás será significativo para mis jaurías ni para las musas que
lo han alimentado...
Y me he
enamorado tanto de la vida y de mis escasas pero gigantescas divas...
irresistibles mujeres a quienes he amado tanto como para haberles brindado alas
con las que sigan su viaje alegres y majestuosas aún lejos de mi admiración,
pues rechazo las cadenas y sólo puedo brindar libertad, incluso cuando sea tan
sólo el combustible para la partida... he odiado y amado tanto que he sentido
destrozado mi ser, me he percibido desgarrado y rechazado como un objeto usado,
defectuoso e insignificante... hasta que encuentro un camino en mi
desesperación para resurgir y volver a armarme tras estar destruido...
Y me
gusta la condena de la existencia, con su carga de emociones, tormentas y
carencias por satisfacer... gustoso disfruto del castigo, pues mientras haya
algo por lo cual festejar o sufrir aún permanezco y percibo... el momento en
que no sufra o ria, en que no me pregunte la razón del acontecer, el momento en
que nada me entretenga, agrade o perturbe mi ser, el instante en que ni
siquiera invente motivaciones para rechazar a delgada dama sonriente de mirada
azabache... en ese momento donde no luche ni descanse... en el que todo sea
silencio... sin la dicha o la desdicha, sin dolores o anhelos... sin curiosidad
ni preguntas, sin sueños ni intenciones...
En ese
momento no sería sino un cascarón sin su esencia...
¡Celebremos
entes malditos, seres que existen en un espacio- tiempo preciso!...
Aunque
los placeres y las dichas, las penas y los sufrimientos sean fugaces, son
suficiente combustible para mantenerme ardiendo...La tranquilidad de una paz
completa, imperturbable e imperecedera es tan sólo una oda a la muerte, pues
vivir representa avance y curiosidad, aunque incluye incomodidad y riesgo... lo
que nunca cambia, lo que permanece estático e inmutable es inerte.
Rebelémonos
ante el destino último, luchemos contracorriente, rechacemos la protección y la
ilusión de las bellas mentiras... pues si todo tiende a perecer, la vida es la
mayor maldición, pues representa una lucha continua... y aunque sea una batalla
que tiene un final conocido, al ser maldito sólo le representa su cualidad
fundamental.
Y si por
una cruel comedia cósmica erramos en nuestras luchas insignificantes para el
universo... ¡incluso allí seremos malditos!
¡Celebremos
entonces, entes malditos... y hagamos de esta cárcel y de esta maldita
existencia un festín para nuestros insaciables apetitos!...
________________
GuTs!