¿no llamó a tu puerta ese susurro perdido?
me pregunto si te preguntas lo que yo...
te recuerdo aunque no recuerdes lo que yo...
En un ardid del capricho humano,
tras el pestañeo de otro sueño lejano
sonreí tras derrumbarme nuevamente
al verle en ese espacio, lateralmente...
justo donde se halla el vacío inclemente,
donde la realidad nos separa... infinitamente.
Oh... es claro como la noche que sufrí...
Y aunque en un instante redundante morí...
Pasaron pocos segundos y sonreí,
me embarqué en ese viaje que ya viví.
Y aunque el silencio será nuestro único confidente...
Te adoro igual que ayer, tan profundamente,
aunque de mis batallas seas ignorante e indiferente,
aunque en mis pesadillas te presentes inclemente,
te adoré tanto como hoy cuando te vi nuevamente
te adoré al verte con quien acogiste tan... felizmente.
Sólo los ebrios y los adictos comprenden,
que los infiernos son sólo paraísos que arden...
y sólo los malditos y los rechazados
saben con certeza que no han sido amados,
ven tras el velo quienes se han hallado engañados...
Pues los alfileres los clava el descuidado,
quien ingenuo todo su ser ha brindado.
Sólo los ebrios y los adictos comprenden,
que los infiernos son sólo paraísos que arden...
sólo quien se niega a morir halla artes inefables,
al ver los difuntos en sus mundos inalcanzables,
y en tornados de malestar develan el bienestar,
tras la tormenta escuchan la razón en su cantar.
Todos somos pesadillas bellas y macabras,
tormentos que se pintan con palabras
se resguardan en imágenes olvidadas,
en promesas rotas y mentiras azucaradas.
Todos somos pesadillas bellas y macabras,
diálogos patéticos sin palabras,
Los dos somos sueños ajenos...
saboreando dulces venenos.
Y veo con claridad la oscuridad...
Soy mi sombra... la bestia depravada,
aquella que sangra abandonada.
Como la noche que calma a mi alma...
Soy el verdugo y el villano en la trama,
la pesadilla que atormenta al alba...
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GuTs!
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