Uróboro Bramido.
Cícilicamente acuden, Furtivamente, con sutil agilidad... son de grácil y fugaz insolencia, arden y crecen como un fuego indomable... invisibles bestias acuden sin ser llamadas, sacuden con estruendosa fuerza las fibras de un asombrado y perplejo huésped.
¡Callad ahora, pues vuestros fatuos sollozos y punzantes gritos hacen eco en mi silencio!, ¡Maremotos o tormentas, sólo perturban mi paz!... ¡Respondan o desaparezcan, pues sus incesantes muecas grotescas y burlonas sólo florecen como espinas!... Reclama con urgencia el desorientado en el desierto gélido y etéreo de su espíritu, pero el flagelo es más cruel... pues es el soliloquio del atormentado un eco vagabundo... sus verdugos sólo son voces mudas, de múltiples y bastardas imágenes oníricas, ideales, intangibles e invisibles, son inservibles, amorfas, grotescas... tan vacías como el abismo que se alimenta con copiosa gula de los más oscuros, infames e inertes trozos de su ser.
En un instante de racionalidad, al recaer en la cordura y recobrar la consciencia, al notar que su martirio proviene del enorme y desconocido dragón... un gigante lobo alado con y con múltiples fauces que se vislumbra en su reflejo; Sólo en ese instante de ligera claridad, en silencio comulga y acepta con brazos abiertos el aullido de su ser, un solemne sonido que se pierde en la infinita y vasta llanura de su idealidad.
Sin lluvia que humecte el seco desierto, sus transparentes y ruidosos ojos permanecen fijos en el ocaso, tan inalcanzable como la paz que anhela, ya que aún al fundirse en su monstruosa y astillada manifestación no logra evitar crear tan macabras maquinaciones, pues es su propio enemigo, y aunque intente esconderse y escapar... jamás logra librarse de si, como si se tratase de una vívida sombra siempre acecha y en el instante más tranquilo ataca sin piedad, brutal y mudo como una niebla ponzoñoza, y sólo en la somnolencia con su incomprensible narcosis o en el entretenimiento que ocupe momentáneamente tan horrible fábrica de pesadillas, horrores y dolores descansa el enigma con tez de licántropo, pues la autofagia es tediosa, exasperante, insoportable...como la levedad que representa, o el conocimiento de su insignificancia.
Gustavo Sierra Hernández.
13 Agosto 2016
13 Agosto 2016
Imágen editada en GIMP, (fotografía original por Daniela Rojas, maquillaje y edición por Gustavo Sierra H)
________________GuTs!
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