Terror Abismal Reverbnation

2018-07-20

Curva divagación al dúo en llamas

Forasteros exóticos y variopintos, prestad atención a un ebrio escrito... permitid a vuestros insifnificantes cuerpos desperdiciar unos instantes ingiriendo esta deliciosa sarta de obscenidades, una fábula de dos atrocidades tan bellas como monstruosas, un par de espectros reflejados...

Hay ocasiones en las que, sin premeditación los criminales se encuentran y delinquen juntos por obra de su imperiosa necesidad...para luego alejarse con botines inesperados o para traicionarse con la ácida sonrisa de los embusteros... y hay ocasiones en las que los cazadores deciden exponerse a sus armas, en pro de su ansiosa caza, alimentados por su incontrolable sed...

Hay obras que finalizan fulminantes tras una creatividad que escapa a las breves escenas, siempre huyendo de telones que ocultan misterios desconocidos al público absorto... y hay obras que parecen no tener principio ni fin, como si fuesen sueños perversos de mentes hiperactivas que no logran conciliar vigilia.

Esta es una divagación que relata una de tantas historias, de esas que escapan a los suspiros de quienes no respiran más que ponzoña... una canción desentonada y ruidosa que oculta la dulce melodía del siempre elegante aunque solemente sopor...de ese que habita en los ecos acallados e ignorados, de ese que viste traje de gala en la fiesta de la desdicha humana.

Un día indeterminado, de esos que parecen viernes pero se ven como un gris lunes eterno y desdibujado, la nívea musa de esta historia canta una melodía llamando al desaliñado animal que relame en un paraje no muy lejano sus llagas...

Ella deseaba alejarse aunque se acercó y tocó la puerta solicitando compañía, requería abrazos aunque no podía brindarlos, anhelaba atenciones que no daría... saltaba salvaje con escarlatas miradas y apasionados besos irresistibles para la dócil bestia herida que, como un animal incauto no podía guardar rencor pues sólo poseía afecto y pasión... Los malditos y condenados escribimos ante tales historias... Fábulas de sadismo inconsciente, bromas que sólo causan gracia a insensatos o desquiciados...

En un tercer acto del teatral musical la niña felina regaló caricias y promesas que sólo resonarían en elusivas excusas y barreras intangibles de mujer fatal...refundida en su confusión, tan dolida como urgida...tan amable como elusiva...tan bella y cálida como el frío filo en que ambos transitaban desangrándose en mares del más amargo suicidio asistido...ella, aún sin proponérselo...sin conciencia alguna de la carga que solicitó pero no esperaba cargar... soñó una pesadilla que se convirtió en realidad.

Qué trágica comedia la de aquellos egos torturados, un par de infantes extraviados que jugaban un cruel juego, en donde estaban en riesgo sus subconscientes motores y apostaban por premios espinados...

Qué sutil hermosura brota en los recónditos laberintos de quienes desconocen la paz... intoxicados en el veneno que les consume... como un éter de ambrosía mortal... como un manto que en tersa aspereza se ingiere con sutil adicción y corroe con férrea determinación...

Cuán asombrosa es la fémina vacilante en tributo a su rica infelicidad en la cual incendió un universo para escapar de sus llamas... una piromaniaca ópera de caos...

Qué lúcida es la irracionalidad, disfrazada de poesía... vistiendo la locura de bestias iracundas con máscaras humanas... como él... quien era otro incauto y torpe ente desorientado, tan mutilado como impulsivo, un símil tan fiel como el reflejo de un peligroso lago en calma... se proponía brindarlo todo, exhudando energía y brío, con la vivaz llama de quien siente placer al lado de su delicada verduga, pues era el único tesoro que quería...Tan ciego como quien mantiene los ojos abiertos pero no logra ver pues ha perdido el foco al sucumbir ante la droga que le dopa...

Ambos eran millonarios e ignorantes, a un paso de tenerlo todo y a otro de perderse en sus precipicios... Volvían a encontrarse porque "los asesinos regresan al lugar del crímen"... Al final los pobres encontraron sus vacíos en lugar de compartir sus fortunas, y en la nada se entregaron por completo al único amor del que no se puede escapar... el amor propio.

Las fábulas que ingenian los monstruos hieden a horror... un terror tan ruin como dulce... un peligroso coctel para infames espantos... de esos que sonrien con seductoras miradas y lloran con dagas ígneas...

Bebed pues, desconocidos y extraños... pues todos somos tan sólo hedonistas aberraciones danzando al son del riesgo, al borde del abismo que refleja y atrae...

Gustavo Sierra Hernández

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GuTs!

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