A nadie le importan las cadenas que cada quien tenga en sus jaulas, causa asco la hipocresía en su autorproclamada superioridad moral, el odio de los eternos jueces que nadie necesita intentando imponer sus castigos divinos vilmente envenenados apuntando ante seres tan básicos como ellos... verdugos impuestos con el poder del crimen... son pirómanos que temen al fuego pues tendrían que arder en sus hogueras mientras degustan sus pecados... tan evidentes pero tan ocultos... tan ocultables como tentadores.
Algunos, como este sucio pecador...somos entes sin rumbo, muertos intentando comprender incógnitas propias de un misterio al cual buscamos acceder... somos muertos intentando vivir, y aunque tenemos vendas que cegan, luchamos por ver la ardiente luz...aunque nos consuma...sin negar que estamos lejos de los santos que algunos idolatran, lejos de los ángeles en cielos perpetuos...lejos de los inalcanzables dioses...
Todos somos jueces y verdugos, pero algunos comenzamos por arder en nuestros deliciosos avernos mientras otros intentan escapar de ellos.
Bienvenidos sean todos los que han sido desterrados de la gracia divina, todos los engendros extraños que no logran encajar, todos los impíos y los pecadores... los insoportables solitarios y los repudiables honestos, pues la búsqueda de la verdad es la libertad del condenado, del rechazado e ignorado, del olvidado y del menospreciado, y quien busca ser libre ama su maldición... no huye de ella ni osa negarla...
Y en el frío de los infiernos que habita el náufrago, ve a su hermosa malidicón y la abraza gustoso...
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GuTs!
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