En algún momento un tipo "odioso, frío y mala gente" como yo simplemente perdió el rastro de qué significa ser "gente de bien" pues tal vez, nunca me interesó serlo ni tener ese rótulo impuesto en la frente aunque pareciera que a veces en el imaginario de algún nuevo desconocido viera en mis muestras de humanidad alguna etiqueta que puede ir desde "idiota" hasta "bribón" (como aquella frase que reza "que tenga la cara no quiere decir que lo sea")... Este bribón e idiota sólo divaga ocasionalmente en un discurso a su sombra, al plantear preguntas retóricas ante situaciones diarias: pareciera que desde que existen bondadosos santos en altares y órbitas superiores a los cénit visibles para simples mortales que observan desde su altísimo trono esperando el único descenlace aceptable para tan supremos entes: aquel que satisface la morbosidad o la autosatisfacción de quien en su realidad no conoció (padeció) la tragedia pero ansía disfrutarla desde la comodidad de un puesto como expectador... sin algún rastro de empatía dejó de causar tranquilidad y gozo que los desaparecidos aparezcan o que víctimas de violencia y abuso sobrevivan, personas de todas las edades se escudan en pseudo argumentos con el fin de defender su punto de vista, usualmente egoísta e irracional, llevado por la ignorancia, patologías, por la fantasía o la emotividad... y esto podría parecer una contradicción pues lo dice este servidor, un tipo "mala gente" que en ocasiones cae sin contemplación alguna en sus vicios hedonistas de la forma más egoista: sin compañías forzadas, sin aprobaciones innecesarias y falsas, sin el beneplácito ni la necesidad de interacción virtual o física de otros, ya sea en conglomerados de rostros desconocidos o en el paraíso de la penumbra y el suave manto de la noche y la tranquilidad de las primeras horas de madrugadas casi por completo silenciosas... por eso en ocasiones sólo resta preguntarse si se es parte del problema en medio de sociedades llenas de individuos obsesionados con el sadismo, la muerte y el dolor... pues yo también disfruto del cine de terror, de la fantasía y de otras aberraciones que pueden ser parte del celuloide, expresiones plásticas o de obras literarias... la humanidad es un conjunto de monstruos variopintos, unos un tanto más lascivos y peligrosos que otros, tan sólo irrelevantes inconscientes de casi todo, erráticas bestias y pesadillas vivientes... me intento convencer de que no soy igual que aquello que repudio, y que puedo comprender la diferencia entre aquello que permanece en la ficción y aquello que jamás debería ser una realidad, pero en el fondo la pregunta persiste: ¿somos nuestro peor enemigo? ... y en la siempre cercana autodestrucción ¿cuánto y qué arrastramos en nuestras caídas?
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GuTs!