Ofrezco en nocturno ataque estas volátiles grafías...
presentes intrascendentes de mi ilusa utopía.
Felina hermosura de embrujadora mirada,
angelical mujer de feminidad soñada
Una musa de tez blanca como la luna
hipnotiza con presencia grácil y gatuna
Labios que destilan Ambrosía,
atrapan con desconocida hechicería,
al abrazarle percibo al universo infinito
tan majestuoso como su aroma exquisito.
Cabellos vivaces que adornan su semblante
invitan a perderse en su sonrisa gigante
pues al sonreir brinda paz y tranquilidad
y al más cruel podría recordarle amabilidad.
Una pícara minina humana, nunca perdió su libertad...
en su caminar me brindó una fugaz oportunidad
para conocer los paisajes que en su ser aloja...
y un sólo vistazo mereció saltar de la cuerda floja.
Cautiva con tan sólo pronunciar dulces palabras,
parece inalcanzable en mis elucubraciones macabras...
Al escogerme para estrechar su mano
sentí nuevamente que era un humano...
En su piel y su palpitar la vida se muestra más bella
Todo en su ser me atrapa, sueño siempre con ella
A su lado encontré diversión donde hallaba depresión
y en su voz descubrí la más linda canción.
Como un profundo océano es su ser
y yo al insondable abismo quiero ver
deseo inmensamente seguir en su mente
aunque desterrado estoy, soy consciente.
Y aunque al exilio fuí lanzado,
y ví con impotencia el muro armado
cuando distante emancipó nuestras historias
en su misión de reencontrar paz sin mis caricias.
La irrelevancia de la abrupta carrera
evidencia que da igual qué decidiera...
sólo resta aquello imaginado,
en ilusiones felices estoy ahogado.
Resuena el veredicto...la vida no es permanente
con mordaz sonrisa me resigno amargamente.
Sólo comprendo en mis yertos dominios
en un breve instante de cíclicos raciocinios
que la fugaz alegría fué un milagro
al cual en remembranzas consagro.
Lúcido capto que fuí tan sólo un instante...
más ella estará en mi de forma permanente,
pues seres como yo resguardan cada batalla
yo no se evitar ni eludir mi sentir, sólo enfrentar...
y aunque exista la inquebrantable muralla
yo acudo a mis recuerdos al cantar,
y el puñal se clava cuando extiendo los brazos
pues estarán en mi inspiración sus besos.
Al cerrar los ojos sentiré palpitar su pecho
al dormir estaré en su inexistente lecho.
Vi el cielo aunque al caer fuese un fusilamiento,
y recito escritos sin sentido como agradecimiento...
Tu infinita bondad soterrada
espera por ser recuperada
levemente vislumbré tal maravilla
desde entonces en mi su luz brilla.
Autor: Gustavo Sierra Hernández
20171224
Proceso:
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GuTs!
