Soy un licántropo, un zombie suicida
que sin reparo salta hacia su homicida.
Soy un diluído tranquilizante desechable,
un coctel de virtud ácida indeseable.
Un poeta amateur que desperdicia versos.
Pues algunos artistas no requieren ser académicos,
con o sin ellos en fracasos son inmensamente ricos,
son todos unas criaturas malditas y dolidas...
lo sé pues así alimento mis sonetos y odas.
Sin control de sus emociones se prostituyen,
rien, quieren y sufren, en su condena se zambullen.
Y así soy yo... visitante incauto estorbando en espacios de otros ocupantes.
Un extraño y un desconocido,
un trago que ha desaparecido.
borroso y amorfo reflejo irreconocible,
un moribundo eco ignorado e invisible.
Escribo a la musa divina y distante
que inspira muerte y vida a cada instante
como una diva de marfil, inalcanzable e intocable
desconoce esta patética sed insaciable.
Voy vistiendo un armazón hecho de hielo
que es frío y fuerte como el metal
Vivo cual guerrero tras las puertas del portal
mi remendado camino son rotos pisos de cristal.
El paraje interno es un gran vacío oscuro,
gélido y desértico pabellón de dolor puro...
En la habitacion principal una fogata oculta
con una llama que se niega a perecer insepulta.
En el pecho Grandes tesoros han sido saqueados
Por visitantes a los que han sido entregados
Y aún en tal condición en el trono sentado
este anfitrión aún regala sus riquezas a quien ha amado.
Soy testarudo velero sin rumbo definido
surcando océanos sin ser correspondido.
Un incauto leal animal de compañía
desechado de forma impersonal y fría.
Atravesado por proyectiles invisibles,
barrotes impuestos tras finos modales...
inmerecedor de su voz o su presencia
condenado al conocerle para sentir su ausencia.
Soy un silencio prolongado...
un recuerdo oculto y olvidado,
un trago exótico furtivamente robado,
un prescindible somnífero temporal,
una mascota olvidada y provisional.
Soy un deseo que se ha esfumado,
un derruido paño que lágrimas ha secado...
soy un ciego vagabundo sonriente
soy un vetusto velón que extingue luz torpemente.
Hoy soy un secreto escondido y negado,
un fantasma lánguido y olvidado...
un inexistente porvenir desconocido,
descuidado ingenuo, nuevamente perdido.
Como un perro que ha recibido alimento
resguardo un profundo agradecimiento
cual sucia alimaña olvidada en una esquina
espero regresar a sus brazos, mi ruina...
estúpidamente leal anhelo su aliento.
y en momentos inesperados su calor siento.
Repaso reiteradamente el recuerdo
y en agrias sonrisas me pierdo,
conozco con desdén la realidad...
así es el antifaz de la humanidad.
En las profundas aguas de mi tranquilidad
hallo paz en la vastedad de la infinidad
sumergido en el sopor autoimpuesto
esculpo esfinges en mi ser descompuesto.
Sin reconres ni odios le extraño
deseo invitarle a mi cueva de uraño
más consciente del exilio
sé que no es posible el idilio.
Cuando irrumpa en la memoria su fragancia
o como un fantasma me hable su ausencia
sólo resonará en el pensamiento su sonrisa
e inhalaré tal felicidad pretérita sin prisa.
Conozco la luz que emana de su ser
y en sus ojos inmensurable bondad pude ver,
cascadas de amor raudo resguarda
y saberles ajenos a mi melancolía desborda.
Incendia el pecho conocer la imposibilidad,
explota en los pulmones hálitos de mortalidad.
He visto desde la lejanía el peligro aproximarse
y con cariño impaciente aguardé a que diaparase.
Soy un licano, un zombie suicida
que sin reparo salta hacia su homicida.
No temo cargas pesadas al andar
ni espero como el viento ligero viajar,
acostumbrado a obtenerlo todo al luchar
no temo darlo todo indefenso al amar.
Soy un licántropo, un zombie suicida
que sin reparo salta hacia su homicida.
Pleniluno para el esquivo errante...
Hoy a la luna cantaré incesante.
Autor: Gustavo Sierra Hernández.
-20171224-
GuTs!
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