Sonrien con desdicha los obstinados en su rebeldía,
nadan y se oponen al mundo día tras día.
¿Cuántas veces es necesario asesinar su esperanza?
¿Cuántas veces morir para aceptar la enseñanza?
¿Por qué no pueden ser felices con la vida misma?
Son como camellos rumiando en el desierto que abisma.
Los perdidos parecen dar círculos en su sopor
pues la brevedad en su dicha siempre termina en dolor.
Funerales ritmos acompañan su danzar torpe,
como ecos rondando la craneal orbe...
Son entes torturados que buscan respuestas,
sus preguntas son penas que cargan a cuestas.
Se aman pero se odian, son paradojas andantes,
seres que admiran la vida con ojos brillantes
pero que no logran sentirse a gusto,
y se oponen a la muerte con feroz disgusto.
Son incautos e ingenuos, no logran ver tras el velo,
cuando abren sus puertas tras capas de rígido hielo
lo hacen sin restricciones, ofrecen todo a cambio de nada,
lo hacen sin escudos, se exponen tras una sóla mirada.
Sonrientes seres llenos de cicatrices y llagas,
se autoconsumen y reciben inmutables las dagas,
son como salvavidas desechables en llamas,
son como estropajos, receptáculos de alfileres...
Se niegan a herir a quienes aprecian estúpidamente,
aunque su recompensa sea otra grieta que fragmenta,
No siguen a quien se aleja aunque sientan que mueran,
Su actuar parece despreocupado, como si no sintieran,
pero sólo buscan la libertad y la verdad aunque duelan,
Aman tanto como se odian a si mismos al anochecer,
y en su odio sufren con el diario acontecer.
Sienten paz en la quietud de su divagar taciturno,
luchan quijotescas batallas contra el mundo,
recorren parajes humanos, de tinte nauseabundo.
Seres que beben el amargo licor del destierro,
se embriagan en el silencio inflexible como hierro.
reaprenden lecciones evidentes para los racionales,
pero tan difíciles de digerir para los sentimentales.
Seres prostituídos y fáciles, luchan por el autocontrol,
intentan preservar su distancia y evitar el descontrol
pero son sólo frágiles monstruos autodestructivos
resurgen de sus cenizas cada vez más contemplativos.
Son soñadores que encuentran continuamente la decepción,
la hallan en toda la humanidad, incluyendo su propia condición...
rastrojos de engaños y trampas mundanas,
máscaras y disfraces con apariencias humanas.
Sonrien con desdicha los obstinados en su rebeldía,
nadan y se oponen al mundo día tras día.
¿Cuántas veces es necesario asesinar su esperanza?
¿Cuántas veces morir para aceptar la enseñanza?
________________
GuTs!
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